El espíritu de Alf Ramsey Santi Plaza 7 de abril de 2008El otro día hablaba con un amigo sobre los problemas del Barça y de su técnico, Frank Rijkaard, y de como la indisciplina parecía haberse cebado en el vestuario barcelonista. Frank es de ese tipo de entrenador que parece más un amigo que un técnico severo, que tiende su mano a unos jugadores y que parece le han cogido el brazo.
Como argumenté en esta conversación, creo que todos los entrenadores deberían ver la película “Hoosiers, más que ídolos” (1986), protagonizada por Gene Hackman (aunque en realidad se la recomiendo a cualquier aficionado al deporte). Aunque en este caso se trata de un entrenador de baloncesto que llega a un remoto pueblo de la América profunda de los años 50 para hacerse cargo del modesto pero orgulloso equipo del colegio. El entrenador impone unas lecciones de disciplina desconocidas en el pueblo, y acaba propiciando el retorno de la gran estrella del equipo, que se había retirado por motivos personales. Y es que una verdadera estrella sabe reconocer qué tipo de entrenador sacará su máximo rendimiento.
Sir Alf Ramsey representó durante muchos años en el fútbol inglés este perfil de entrenador de mano dura, seguro de sus posibilidades y que no dudaba un instante en imponer sus ideas en cuanto al sistema de juego y preparación por encima de cualquier futbolista. Cuando fue nombrado mánager de la selección inglesa en 1963, sorprendió a todos afirmando solemnemente que Inglaterra sería campeona en el Mundial que iba a celebrarse en 1966 y que se jugaría en la misma Inglaterra. Efectivamente, los ingleses conseguirían el título; pero no antes de que Ramsey cambiara por completo el status quo de una selección acostumbrada al individualismo de sus estrellas y a un estilo más bien anárquico de fútbol.
Los métodos y el estilo de Ramstey reflejaban su pasado en el ejército. Desde el prinipio dejó claro que la disciplina debía ser la cualidad principal del jugador seleccionado, dejando en un segundo plano – aunque respetando – el habitual carácter futbolístico inglés de fuerza y resistencia. Introdujo una novedad táctica: ante el imperante 4-2-4, impuso el sistema 4-3-3, llamado “The Wingless Wonders” (las maravillas sin alas). Este sistema dotaba de mayor importancia al centro del campo y a que los jugadores estuviesen completamente complementarios: era fundamental el apoyo entre los jugadores para que el sistema funcionara.
En cuanto a su selección de jugadores, estos sabían que ninguno tenía el puesto asegurado. El mítico portero Gordon Banks recuerda que tras un partido de liga en el que había realizado una gran actuación se encontró en el estadio con Ramsey. Ambos se saludaron y el guardameta le dijo “Bueno, ya nos veremos”, en alusión a la próxima convocatoria de la selección. Ramsey respondió con cara de extraño: “Possibly…”. El mensaje era claro: ni siquiera el mejor portero del mundo en aquel momento tenía seguro el puesto si no demostraba hasta el final que era merecedor de él.
Otra característica en cuanto a su selección de jugadores era que no dudaba en escoger aquellos que mejor se adaptaban a su sistema y a lo que quería exactamente para cada demarcación. Así, a muchos sorprendió la inclusión en el equipo de Nobby Stiles, todo un batallador del centro del campo, y en especial de Jack Charlton, hermano del legendario Bobby Charlton, cuando este contaba ya con 28 años. Se trataba de un tosco y expeditivo defensa que lo daba todo por el equipo y que había lucido en la victoria del Leeds en semifinales contra el Manchester United en la FA Cup. Su convocatoria sorprendió incluso al propio Jack. “¿Quién?, ¿yo?”, le dijo a Ramsey. “¿Por qué?, ya tengo 28 años y hay jugadores mejores”. Ramsey le respondió que sin duda había mejores jugadores, pero él era el tipo de jugador que necesitaba para su sistema.
Durante los entrenamientos y la preparación del equipo en general impuso un severo programa en el que cualquier aspecto estaba controlado. Incluso durante el Mundial de 1970, tenía controlado al detalle cuánto tiempo debían los jugadores tomar el sol y cuánto estar en la piscina, eso sí, sin nadar porque lo consideraba perjudicial para el futbolista. En total permitía diez minutos de tomar el sol, y un preparador utlizaba un pito para indicar en qué momento debían girarse y cuándo lanzarse a la piscina.
Pero su gran cita y su gran oportunidad de mostrar su carácter fue en el Mundial de 1966. Tras un inicio titubeante, la victoria contra Francia por 2-0 significaba el pase a Inglaterra a los cuartos de final, pero lo más recordado del partido fue una durísima entrada de Nobby Stiles sobre un jugador francés. Al término del encuentro un representante de la FA fue a hablar com Ramsey para que retirara a Stiles del equipo. La respuesta del técnico fue “Si se va Stiles también me voy yo”. El incansable jugador disputó todos los minutos del campeonato con Inglaterra, y fue pieza clave durante todo el torneo, especialmente en su gran marcaje sobre Eusebio en las semifinales contra Portugal.
Antes Inglaterra se enfrentó a Argentina en un tosco partido lleno de interrupciones, acciones duras y violentas, que incluyó la expulsión de la estrella albiceleste Antonio Rattín. Al finalizar el encuentro, Ramsey saltó al terreno para evitar el tradicional intercambio de camisetas. Su excusa oficial fue que no quería que se mostrasen torsos desnudos delante del palco presidido por la Reina; lo cierto es que estaba horrorizado por cómo se había desarrollado el partido. “Hemos salido al campo a dar lo mejor, pero eso es imposible hasta que encontremos enfrente a un equipo que salga a jugar al fútbol y no a comportarse como animales”, declaró.
Y en la final contra la República Federal Alemana, pudo apreciarse la importancia que otorgaba al factor psicológico. Tras llegarse a la prórroga gracias a un gol alemán in extremis, los jugadores esperaban el inicio del tiempo añadido descansado tumbados o sentados sobre el césped, después de la intensidad de los primeros noventa minutos. Pero Ramsey volvió a saltar al terreno de juego para ordenar a los suyos que se levantaran inmediatamente: debían demostrar a los alemanes que tenían fuerza suficiente como para jugar meda hora más o tres horas más si hacía falta. Lo cierto es que gracias a su insistencia en la preparación física, esta apariencia de resistencia era más bien real.
Ramsey nunca se adaptó del todo bien al cambio mediático que se estaba produciendo en el fútbol. El Mundial de 1966 fue el primero que se retransmitió en directo y la presencia de los jugadores y el técnico era más requerida que nunca para todo tipo de entrevistas o preguntas. El recuerdo del entrenador que dio a Inglaterra su única Copa del Mundo permanece muy vivo en el fútbol inglés: de hecho, la contratación de Capello como seleccionador representa en cierta medida una apuesta por el “estilo Ramsey”. Hoy acabaría desquiciado por el circo mediático en el que se ha convertido el deporte rey, y quizá sus sistemas parezcan hoy en día trasnochados; sin embargo es una muestra de la necesidad de imponer un carácter y una disciplina en pos del máximo rendimiento común, por encima de estrellitas circenses y caprichos multimillonarios.
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Alf RamseySir Alfred Ernest Ramsey (Dagenham, Inglaterra, 22 de enero de 1920; 28 de abril de 1999) futbolista y entrenador de la selección de fútbol de Inglaterra de 1963 a 1974.
Su mayor logro fue la conquista como entrenador de la Copa Mundial de Fútbol de 1966 celebrada en Inglaterra, cuya final ganó el 30 de julio de ese año. También alcanzó el tercer lugar de la Eurocopa de fútbol 1968 y alcanzó la etapa de cuartos de final en la Copa Mundial de Fútbol de 1970 celebrada en México.