España-Turquía, medio siglo atrásRamón Flores · 27 Marzo 2009 No corrían buenos tiempos para el fútbol español. El gol de Zarra en el 50 tapó un poco las miserias de nuestro balompié, pero el efecto del enfrentamiento civil, los duros años de posguerra, la dictadura y, sobre todo, la designación a dedo de presidentes de la FEF que procedían del campo político y desconocían el mundo del deporte fue una terrible rémora para la selección española. Especialmente vergonzosa fue la eliminación del equipo nacional, que contaba con una de las mejores escuadras de su historia, del mundial del 58, y rocambolescas, a la par que tristes, las que nos dejaron fuera de la Copa del Mundo de Suiza, y que ahora nos ocupan.
En aquella época –no olvidemos que estamos hablando del quinto Mundial- las eliminatorias de clasificación eran mucho más sencillas que en la actualidad. En Europa se montaron once grupos de tres o dos equipos, que daban el pase al triunfador de la liguilla o la eliminatoria, respectivamente. El bombo emparejó a España con Turquía, país en aquella época completamente desconocido al máximo nivel, y bisoño hasta el punto de no haber participado jamás en un campeonato del Mundo. El sorteo deparó el primer encuentro en España, y la vuelta en tierras otomanas.
El encuentro de ida se disputó en el coliseo de Chamartín el día de Reyes de 1954, en el mismo escenario donde ambas selecciones repetirán el sábado, 55 años después. Por España podía jugar el nacionalizado Kubala, uno de los mejores futbolistas de la época –seguramente sólo Di Stéfano, aún en Argentina, y su compatriota Puskas podían rivalizar con él en ese tiempo- pero el ínclito seleccionador español Iribarren, dentista de profesión, no consideró necesaria su participación en este partido. No se equivocó, en realidad, porque los Gainza, Lesmes y Campanal despacharon a los turcos con un resultado amplio (4-1). Sin embargo, cuentan las crónicas que fue un encuentro más duro de lo que mostró el marcador, que se llegó al descanso con empate a uno, y que sólo dos buenas penetraciones de los extremos Gainza y Miguel acabaron desequilibrando la balanza. Doblete del sestaoarra Venancio, que mandó un balón al larguero y marcó el último tanto en fuera de juego.
El partido de vuelta fue otra historia. Los turcos, que sabían que un gol les valía para forzar el desempate -no se contaba la diferencia de goles- prepararon una encerrona en toda regla al combinado hispano, y su plan se desarrolló con absoluta puntualidad. Conscientes de su inferioridad técnica, los anfitriones presionaron desde el principio, endurecieron el juego hasta el límite de la violencia –hay polémica, aún hoy, sobre si la calidad del arbitraje del suizo Schmetzler- y metieron pronto a España en la dinámica que le convenía. No faltó ni una fuerte lluvia que ensuciase el partido, ni el consabido gol en el primer cuarto de hora: un fallo de Pasieguito que dejó solo a Bukhan para que éste ejecutase al meta Carmelo. España sólo entró en el partido en la segunda mitad, cuando Kubala -muy marcado todo el partido- pudo por fin realizar un par de internadas, y gozó de su mejor oportunidad en otro palo de Venancio. Pero no se movió el marcador, y el 1-0, seguramente justo, enviaba la eliminatoria a un dramático desempate, que se jugaría en Roma.
Fue un encuentro marcado por un acontecimiento extraño, que seguramente determinó en parte el destino del encuentro, y que aún hoy no ha sido aclarado: poco antes de comenzar el choque, la delegación española recibió un telegrama de la FIFA, en el que se prohibía la participación de Kubala en el partido por problemas con su pasaporte. El ex húngaro no jugó, y terminado el choque, nunca fue posible encontrar al emisor del telegrama. Quizá, con unas simples líneas, decidió la eliminatoria. A Ladislao lo sustituyó Pasieguito.
… Y todo salió mal, a pesar del gol de Arteche a los doce minutos, y a pesar del partidazo de Campanal. No fructificó el dominio español durante gran parte del encuentro. Burhan lanzó un tiro fácil a priori para el portero que pegó en Biosca y se fue fuera. Un contragolpe es el segundo gol turco, que marca Suad. Empata el rojiblanco Escudero en una jugada de rechaces, pero hay dos goles más del equipo nacional –uno en la prórroga- que son anulados por falta previa por el árbitro Bernardi. Y la mala suerte definitiva, el sorteo posterior en que la mano inocente del niño Gemma acaba con las ilusiones hispanas. Una historia dura, cruel y despiadada, de esas en las que tan pródigo ha sido nuestro fútbol. Basta leer estas palabras del cronista de la Vanguardia “Esa misma suerte que nos persigue desde hace demasiados años ya”, que podían haber sido escritas en tantos y tantos momentos de la historia de la Roja.
Afortunadamente, vivimos unas fechas en las que estas situaciones parecen más lejanas que nunca. Disfrutémoslas, y también del gran partido del sábado; pocas veces podremos ver, en nuestro suelo, un partido entre el campeón de Europa y un semifinalista de la anterior Eurocopa
Eliminatorias 1954
06/01/54 en Madrid: España 4 (Venancio 2, Alsua y Miguel), Turquía 1 (Recep)
14/03/54 en Estambul: Turquía 1 (Burchan), España 0
17/03/54 en Roma (Italia): Turquía 2 (Burhan y Suat), España 2 (Arteche y Escudero)
Se jugó tiempo suplementario
Eliminado (por sorteo)