MUNDIAL ALEMANIA´74, MUNDIAL ALEMANIA´74

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robertomas
view post Posted on 1/7/2009, 16:35




ALEMANIA M´74
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robertomas
view post Posted on 21/7/2009, 22:37




ALEMANIA 74: Alemania vence al 'futbol total'

En el inicio de una nueva era en el futbol, los teutones se coronan ante el virtuosismo holandés

Diego Zavala
La Opinión


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El capitán alemán Franz Beckenbauer levanta la Copa del Mundo ganada por su selección.
Llega el "futbol total" con Holanda, un nuevo Mundial, un nuevo trofeo, un nuevo presidente de la FIFA, nuevas disposiciones, nuevos equipos en el torneo... es 1974, y una nueva era del futbol se presentaba en Alemania.

Los holandeses, con el genial Johan Cruyff, se presentaron como los 'fabricantes' del futbol moderno, pero a pesar de todos los halagos, Beckenbauer y compañía se impusieron en la lucha por el título.

Fue un torneo innovador. Tras el trago amargo del atentado en los Juegos Olímpicos de Munich 72, el comité organizador garantizó que los espectadores, periodistas, empleados del estadio y hasta los conjuntos folklóricos que actuaran en la ceremonia inaugural estuvieran asegurados: cuatro mil dólares en caso de muerte y ocho mil en caso de invalidez.

También se presentó el brasileño Joao Havelange como presidente de la FIFA, por primera vez el reglamento obligó a los seleccionados a mostrar su número en los pantaloncillos, y se estrenó el nuevo trofeo llamado Copa Mundial FIFA.

En Alemania cambió el sistema de competición de los anteriores mundiales, en los que la eliminación era directa. Se dividió a los ocho clasificados en dos zonas. Los ganadores de cada una jugarían la final, por lo que aumentó el número de partidos (38) y se incrementarían los ingresos por publicidad y los contratos televisivos. El Mundial generó 16.4 millones de dólares, un absoluto negocio.

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Johan Cruyff (izq.) y Franz Beckenbauer, capitanes de Holanda y Alemania, respectivamente, las dos selecciones que disputaron la final del Mundial 1974.
En la cancha, Uruguay e Italia, otrora campeonas del mundo, decepcionaron, mientras el espectáculo lo puso Holanda, con seleccionados a los que su técnico permitió que estuvieran concentrados con sus esposas.

Holanda se plantó en la final ante Alemania sin perder un solo partido, ganó cinco y empató uno, con 14 goles a favor y uno en contra.

Alemania Federal llegó de manera menos rimbombante. En la final, los equipos presumían su arsenal: Krol, Rep, Rensenbrink, Van Hanegem, Cruyff y Neesken, frente a Maier, Beckenbauer, Breitner, Muller, Overath y Hoeness. Todo un espectáculo.

La historia de los Mundiales atesora el primer minuto de la final, cuando los 16 pases entre los holandeses sin que los alemanes tocaran el balón acabó con el penal de Vogts sobre Cruyff. Neeskens anotó el primer gol.

Alemania logró empatar, y antes del final del primer tiempo Gerd Muller hizo el segundo tanto; después Holanda desplegó su gran futbol, pero se estrelló con el muro germano.

La esplendorosa "Naranja Mecánica" no consiguió el título, como le sucedió a la Hungría de Puskas, en 1954. De nuevo los alemanes se proclamaron campeones del mundo ante una selección que recibía más aplausos que ellos.

LA NUEVA COPA

Con la nueva era se estrenó la Copa Mundial FIFA. Se lanzó la convocatoria y se presentaron 53 proyectos de siete países. Cinco integrantes de la FIFA (todos europeos) eligieron el trofeo ganador.

El autor triunfador fue el italiano Silvio Gazzaniga, de la firma Bertoni; la estatuilla mide 36 centímetros, pesa 4.970 kilos, tiene un valor aproximado de 200 mil dólares y fue hecha de oro macizo de 18 kilates.

La obra representa a dos atletas en expresión de victoria, alzando los brazos y sosteniendo un globo terráqueo. La base está construida de malaquita (tiene dos guirnaldas en forma de adorno) y mide 13 centímetros de ancho; el ancho máximo está en el globo terráqueo y mide 150 milímetros.

El sistema de posesión del trofeo es similar al anterior: queda en manos del campeón por cuatro años y días antes del próximo Mundial, se devuelve la Copa a la FIFA (dueña absoluta del trofeo) para el nuevo monarca, y recibe una réplica de plata bañada en oro.

En el 2038 se acabará el espacio para los nombres de los ganadores en el trofeo, ya que la Copa, en su base, cuenta sólo con 17 espacios para inscribir a los campeones.

 
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robertomas
view post Posted on 10/9/2009, 20:27





POLONIA
--------------------------Tomaszewski--------------------------
-------------------------------------------------------------------
--------------------Gorgoń----------Żmuda---------------------
--Szymanowski--------------------------------------Musiał-----
-------------------------------------------------------------------
-----------------------------Maszczyk---------------------------
--------------Kasperczak--------------Deyna©----------------
-------------------------------------------------------------------
--------------------Lato----Szarmach--------Gadocha---------

POLONIA 1974

Goalkeepers:

1. Andrzej FISCHER
2. Jan TOMASZEWSKI
3. Zygmunt KALINOWSKI

Defenders:

4. Antoni SZYMANOWSKI
5. Zbigniew GUT
6. Jerzy GORGOŃ
7. Henryk WIECZOREK
8. Mirosław BULZACKI
9. Władysław ŻMUDA
10. Adam MUSIAÅ

Midfielders:

11. Lesław ĆMIKIEWICZ
12. Kazimierz DEYNA
13. Henryk KASPERCZAK
14. Zygmunt MASZCZYK
15. Roman JAKÓBCZAK

Attackers:

16. Grzegorz LATO
17. Andrzej SZARMACH
18. Robert GADOCHA
19. Jan DOMARSKI
20. Zdzisław KAPKA
21. Kazimierz KMIECIK
22. Marek KUSTO
 
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robertomas
view post Posted on 11/9/2009, 17:33





1973: El gol más triste de Chile

Hace 35 años, la selección trasandina tuvo que enfrentar a la Unión Soviética en un reprechaje para Alemania '74. El golpe de Pinochet, las denuncias del Kremlin y un partido que nunca se jugó.

Por Pablo Aro Geraldes Periodista deportivo


El camino al primer Mundial de Alemania, el de 1974, estuvo lleno de imprevistos para la selección chilena: el grupo eliminatorio que integraba con Perú y Venezuela quedó reducido a un simple partido y revancha tras la deserción de los venezolanos. Un 2-0 abajo en Lima y el resultado inverso en Santiago obligaron a un tercer partido de desempate, en Montevideo. En el estadio Centenario el triunfo fue para Chile, pero los pasajes para la Copa del Mundo no estaban listos aún, faltaba una escala poco conocida. El fixture preveía una instancia más para el ganador del grupo 3 sudamericano: debía enfrentar en un último repechaje al vencedor de la zona 9 europea.

Con los papeles en la mano, la amenaza tenía los colores de Francia, pero un empate inesperado de los galos ante la República de Irlanda en París dejó al equipo dirigido por Georges Boulogne en la obligación de vencer a la Unión Soviética en Moscú, pero el conjunto de la sigla CCCP en el pecho pegó fuerte y con el 2-0 hizo sonar el despertador en medio del sueño mundialista trasandino. La cita de los chilenos se programaba entonces para el 26 de septiembre de 1973, pero no en París, como imaginaban, sino en el Estadio Lenin de Moscú. Un país amigo. Con la mente puesta en el repechaje con los soviéticos, planearon una gira de preparación por Guatemala, El Salvador y México, que luego de varias escalas los llevaría a tierras rusas. La mano venía bien. Antes de partir golearon 5-0 a un combinado de Porto Alegre. La despedida se fijó para el 11 de septiembre, pero…

Chile vivía uno de los momentos más oscuros de su historia. El 11 de septiembre de aquel año la furia asesina de un general llamado Augusto Pinochet pisoteaba el mandato democrático del presidente Salvador Allende e imponía una de las dictaduras más crueles y sangrientas de la historia. Esa mañana, mientras el Palacio de la Moneda (sede del gobierno de Chile) ardía bajo los bombardeos y Allende moría intentando defender el mandato popular, la selección chilena debía presentarse en el campo de entrenamiento de Juan Pinto Durán para ultimar detalles con vistas a la visita a Moscú. Esa práctica jamás llegó a realizarse. El lateral izquierdo Eduardo Herrera jugaba en Wanderers de Valparaíso y durante sus días en Santiago se hospedaba en el Hotel Carrera, a 100 metros del escenario del golpe de Estado. Él tiene fresca la memoria de esa mañana con olor a pólvora: “Al llegar al campo de entrenamiento el técnico Luis Álamos nos ordenó que volviéramos a casa. Pero yo tenía que llegar hasta el hotel y en el trayecto me detuvieron los militares una decena de veces: Me salvé de ser detenido porque tenía el bolso con la inscripción ‘Selección Chilena de Fútbol’”.
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El fútbol del mundo siguió rodando normalmente en medio de dictadores y tiranos, de reyes despóticos y megalómanos con aires mesiánicos, incluso llegó a presenciar un Mundial en plena dictadura argentina, pero en aquel 1973 la Guerra Fría disparó un misil que dio de lleno en la pelota.

Durante el gobierno socialista de Allende, Chile mantuvo estrechas relaciones con el Kremlin y todo el bloque soviético. Con la irrupción de Pinochet y su dictadura apoyada desde los Estados Unidos hubo cambios: once días después del golpe, la Unión Soviética rompió relaciones diplomáticas con Chile, le ordenó a su personal diplomático que regresara al país y decretó el cierre de la embajada chilena en Moscú.

Al márgen de la cordillera todo era dolor y desconcierto. Tres días después del golpe era asesinado el cantautor Víctor Jara, una de las voces representativas de los trabajadores chilenos. Más lágrimas siguieron cayendo cuando el 23 de septiembre el poeta Pablo Neruda se murió rodeado de otras muertes y desapariciones, víctima de un cáncer que no le dio tregua. Y lo enterraron en soledad, sin sus amigos ni sus camaradas del Partido Comunista, todos perseguidos, en una tumba del cementerio General de Santiago, lejos de su amada playa de Isla Negra y su Premio Nobel de literatura.


El fútbol era lo de menos por entonces, pero la Selección Chilena conducida por Luis Álamos debía viajar hacia Moscú para cumplir su compromiso eliminatorio en medio de un clima sumamente hostil. Jugadores como Carlos Caszely y Leonardo Véliz, puntales del equipo y muy identificados con el gobierno socialista, temían por la suerte de sus familiares mientras ellos estuvieran de viaje.


El encuentro corría riesgo de no jugarse porque la dictadura decretó que no se podía abandonar el país. La Federación de Fútbol de Chile debía acatar la medida, pero el médico de la Selección, Dr. Jacobo Helo, resultó ser una influencia decisiva para que los chilenos pudiesen jugar en terreno moscovita: era medico personal del general Gustavo Leigh, Jefe de la Fuerza Aérea, y convenció al alto mando militar de que la participación del equipo favorecería la imagen internacional del gobierno militar. Finalmente, la Junta permitió el viaje, vía Buenos Aires. El largo sufrimiento comenzaba para muchos de los jugadores, amenazados. Les advirtieron sin eufemismos: “Si hablan, sus familias sufrirán las consecuencias”. El vuelo hizo escalas en Sao Paulo, Río de Janeiro y Panamá hasta que finalmente llegó a México. Una victoria 2-1 ante los aztecas sirvió como un relax para afrontar el siguiente tramo hacia Suiza (triunfo sobre el Xamax Neuchatel) y finalmente poner rumbo a Moscú.
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El clima era terriblemente hostil. Antes de subir al último avión, los jugadores chilenos sintieron el miedo en carne propia cuando les advirtieron que si ingresaban a la URSS serían tomados como rehenes para cambiarlos por presos políticos de Chile.

Ya en Rusia, todo se agravó en la víspera del match, cuando el gobierno de los Estados Unidos reconoció oficialmente a la Junta Militar chilena. Para los rusos, el enemigo estaba de visita y buscaron hacerlo notar. Apenas llegados al aeropuerto Sheremetyevo, Caszely y Figueroa fueron retenidos algunas horas “por diferencias en las fotos de sus pasaportes”. Eran sólo jugadores de fútbol, pero para los soviéticos eran los representantes del país que derrocó al gobierno socialista.

Y así fue que el 26 de septiembre, a sólo dos semanas del golpe en Chile, el Estadio Lenin presenció un pálido cero a cero en medio de un frío inusual para el otoño que recién comenzaba: 5 grados bajo cero. Las actuaciónes notables de los centrales Elías Figueroa y Alberto Quintano hicieron posible el empate 0-0, pero hubo algo más que la gran tarea defensiva: Hugo Gasc, el único periodista chileno que estuvo en Rusia, contó alguna vez: “Por suerte el árbitro era un anticomunista rabioso. Junto a Francisco Fluxá, el presidente de la delegación, lo habíamos convencido de que no nos podía dejar perder en Moscú, y la verdad es que su arbitraje nos ayudó bastante”.

Igualmente, las actuaciones defensivas hicieron posible el empate y le pintaron a los chilenos un alentador panorama para la revancha en Santiago, pactada para el 21 de noviembre, en el Estadio Nacional de Santiago. Pero...

Otra vez “pero”. En el barrio de Ñuñoa, el Estadio Nacional se había convertido en algo más que el escenario de encuentros deportivos. Aunque la mayoría de los chilenos lo ignoraba (por censura de algunos medios y complicidad de otros) en las tribunas blancas, los militares habían montado un insospechado campo de concentración. Gregorio Mena Barrales era Gobernador de la localidad de Puente Alto –vecina a Santiago– por el partido socialista cuando fue detenido y trasladado al Estadio. Años después él relató: “Todos los días dejaban libres a veinte, cincuenta personas... Los llamaban por los altavoces. Los encuestaban. Les obligaban a firmar un documento declarando ‘no haber recibido malos tratos en el Estadio’ (aunque algunos aún lucieran muestras de las torturas y los golpes). Todos firmaban, era el precio que había que pagar. Muchos volvieron a caer (nadie es libre en una dictadura y menos en una como la chilena). La mayoría de ellos se incorporaba a la lucha clandestina. Todos esperábamos oír nuestro nombre alguna vez en las ‘Listas de Libertad’, era lógico y legítimo. No éramos culpables de otra cosa que la de ser defensores de legitimidad constitucional. Sin embargo cerca de mil quinientos nunca fuimos llamados.

Con el correr de los días las graderías se fueron despoblando: muchos libres, otros asesinados en las noches y un par de suicidas...".

Y el partido no empezaba... En medio del tormento, los militares cuidaban con tanta dedicación a sus prisioneros como al campo de juego. “El match de fútbol con la Unión Soviética debía realizarse allí, por ello cuidaban el césped con más cariño que el que le daban a una ametralladora”, destacó Mena Barrales, mientras recordaba que esa comisión de la FIFA y de la Federación de Fútbol de Chile “visitó el campo, se paseó por la cancha, miró con ojos lejanos a los presos y se fue dejando un dictamen: ‘En el estadio se podía jugar’”.


Conscientes del uso que le daban los militares al Estadio Nacional, en un momento las autoridades del fútbol chileno le propusieron al gobierno de Pinochet jugar la revancha en el Sausalito, de Viña del Mar, pero la Junta insistió con que debía jugarse en el Nacional, para mostrarle al mundo una cara pacífica de Chile. Francisco Fluxá era presidente de la Asociación Central de Fútbol (ACF) desde febrero de 1973 y le contó hace unos años al diario La Tercera que “entonces, los militares nos dijeron que no teníamos que decir que el Estadio Nacional era un ‘centro de tránsito, donde se identificaba a la gente que no tenía documentos’. Y para evitar problemas, propusimos el Sausalito como alternativa. Me comuniqué con el general Leigh y me explicó que ‘por órdenes de arriba no se puede en Sausalito: se juega en el Nacional o no se juega’”.

Sí, esta comitiva (integrada por el vicepresidente Abilio D’Almeida, brasileño, y el secretario general Helmuth Kaeser, suizo) visitó Chile el 24 de octubre y se quedó 48 horas en Santiago. Los militares limpiaron con esmero todo rastro de sangre, todo vestigio de tortura,aunque es muy probable que, amparados por su impunidad, los hayan dejado algunos detenidos a la vista, sabiendo que la FIFA no sospecharía de esas personas.


Los inspectores visitaron el estadio en el que permanecían aún unos 7 mil detenidos. Finalmente, estos emisarios ofrecieron una conferencia de prensa con el ministro de defensa, almirante Patricio Carvajal, a quien le obsequiaron un traba-corbata y un prendedor de oro con el logo de FIFA: “El informe que elevaremos a nuestras autoridades será el reflejo de lo que vimos: tranquilidad total”. El emisario brasileño se permitió aconsejar a los usurpadores del poder: “No se inquieten por la campaña periodística internacional contra Chile. A Brasil le sucedió lo mismo, pronto va a pasar”.

La FIFA había dado el OK. Pero claro, les habían ocultado el horror. “Después supimos que mientras estaba la gente de la FIFA en el estadio, varias decenas de detenidos fueron encerrados en pequeños camarines, con el fin de ocultarlos. Pero lo importante para nosotros era que el Nacional pasara la revisión”, decía casi treinta años después el ex dirigente Fluxá, quien como única autocrítica aceptó que en el afán de ir al mundial se cometieron actos “éticamente cuestionables”. “Ahora pienso que no fue ético negar que en el Estadio Nacional había detenidos, pero en ese momento lo único que pensábamos era en llegar al Mundial de Alemania”, concluyó.


Sí, a pesar de todo el dolor, y de los reclamos soviéticos ante la FIFA (inclusive Bulgaria, Polonia y la Alemania Oriental amenazaron con boicotear el Mundial, cosa que finalmente no hicieron), Ñuñoa esperaba el repechaje para la Copa del Mundo Alemania 74. Pero...

Los soviéticos se negaron a viajar a Santiago, en un manifiesto repudio al régimen de Pinochet. Uno de los integrantes de aquel equipo soviético era el ucraniano Oleg Blokhin, quien no tiene buenos recuerdos de aquella eliminatoria: “Estuve presente en el 0-0 jugado en Moscú. Pero hablamos con el plantel y decidimos no jugar la revancha. No quisimos hacerlo porque estaba Pinochet en el gobierno. Para nosotros era peligroso viajar a Chile y le llevamos nuestra preocupación a la federación de fútbol. Al final se decidió abandonar la eliminatoria”. El Kremlin apoyó la decisión. Blokhin fue hasta 2006 diputado por el partido socialdemócrata de Ucrania a la vez que dirigió a la Selección nacional en Alemania 2006. Hoy es el técnico del FC Moscú.

La Federación de Fútbol de la Unión Soviética divulgó un comunicado para explicarle al mundo que no disputarían un match allí donde miles de supuestos opositores al régimen de Pinochet habían sido torturados y asesinados: “por consideraciones morales los deportistas soviéticos no pueden en este momento jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos (...) La Unión Soviética hace una resuelta protesta y declara que en las actuales condiciones, cuando la FIFA, obrando contra los dictados del sentido común, permite que los reaccionarios chilenos le lleven de la mano, tiene que negarse a participar en el partido de eliminación en suelo chileno y responsabiliza por el hecho a la administración de la FIFA”, explicaba la nota difundida a través de la agencia UPI.

Ante esta negativa, un integrante del Comité Ejecutivo de la FIFA se animó a vociferar: “Si Granatkin (presidente de la federación soviética) dice que el Estadio Nacional está ocupado con detenidos, yo saco una carta en la cual el Gobierno de Chile asegura que varios días antes del 21 de noviembre ese escenario estará a disposición del fútbol”. No les importaba nada, ni la sangre, ni la tortura, ni la muerte. La farsa debía continuar.

La noticia de la suspensión del partido llegó a la selección chilena en la medianoche previa al encuentro. El delantero Carlos Caszely hoy lo recuerda: “Esperábamos en la concentración de Juan Pinto Durán cuando nos comunicaron que los soviéticos no vendrían. Todo aquello, para quienes estábamos comprometidos con la libertad era de una tristeza terrible. Los familiares de los desaparecidos se me acercaban y me pedían: ‘Chino, tu que estarás en el estadio, por favor, averíguate si está mi hijo, o mi compañero de la universidad”.


El delantero Leonardo Véliz tiene recuerdos horribles de aquella tarde del 21 de noviembre. “Fue escalofriante. Creo que aún había rastros de lo que había acontecido en los vestuarios y fue algo muy difícil de asumir”, recordó 30 años más tarde.

Desde fines de octubre ya no quedaban detenidos bajo los graderíos del estadio. A la hora señalada, Chile y el árbitro local Rafael Hormazábal salieron al campo de juego. Era puro formalismo, para obtener el paso al mundial por descalificación de los soviéticos. La parodia se completó con una banda de Carabineros tocando el himno chileno mientras se izaba la bandera nacional.

Los jugadores de rojo –qué paradoja– sacaron del medio y trotaron torpemente pasándose la pelota ante un arco vacío. Hasta que Francisco Valdés, el Chamaco, llegó a la línea y esperó a que los fotógrafos enfocasen bien para empujarla de derecha. Tremenda payasada tenía un objetivo: Chile estaría en el Mundial Alemania ’74. Para otros, se trataba de una victoria del régimen pinochetista sobre el comunismo soviético.

Después, para entretener a las 18.000 personas que habían comprado su ticket, se improvisó un amistoso ante Santos de Brasil, que estaba en Chile. En vez de festejar la clasificación a la Copa del Mundo, se volvieron a casa con la amargura de un 0-5 humillante.

Entre el público que había ido a ver Chile-Unión Soviética estaba Mena Barrales, que volvía al estadio, ahora sin cadenas ni mordazas. “Fuimos los espectadores más ‘fanáticos’. Esperamos sentados, a la fuerza, un partido que nunca se efectuó”.


Igual, Chile tuvo que esperar hasta el 5 de enero de 1974. Ese día la FIFA aprobó su participación en la Copa.

La Selección Chilena participó en el Mundial de Alemania y se despidió sin ganar ningún partido. Tampoco consiguió victorias en sus dos participaciones siguientes, España ’82 y Francia ’98. En enero de 1998, en su hogar adoptivo de Austria, Mena Barrales esperaba la Copa del Mundo de Francia. Imaginaba viajar a Saint-Etienne para ver Chile-Austria, sus tierras queridas. Pero la muerte, la misma que esquivó bajo las tribunas del Estadio Nacional, esta vez se acordó de él. Ya no existían la Unión Soviética ni la Guerra Fría. La dictadura de Augusto Pinochet se prolongó hasta el 11 de marzo de 1990.

 
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robertomas
view post Posted on 6/4/2010, 09:45




Historia de los Mundiales: Alemania '74
Los alemanes se llevaron el Mundial ante la 'Naranja Mecánica'

Por J. CARLOS JURADO y JAVIER ESTEPA

La Alemania Federal fue la sede del Mundial de 1974. Fue un torneo en el que destacó el espectacular fútbol de la por entonces llamada seleccíon de los Paíse Bajos liderada por Johan Cruyff. Dicho combinado desplegó una estrategia en la que todos los jugadores defendían y atacaban. Algo innovador en aquella época y que les sirvió para plantarse en la finalísima del Mundial. Pese a su fútbol resultón, la selección anfitriona fue la que se llevó el título mundialista.

Los Países Bajos fueron los que golpearon primero en la finalísima disputada en el estadio Olímpico de Múnich, pero los alemanes no tiraron la toalla y gracias a los goles de Breitner y Müller antes del descanso lograron dar la vuelta al luminoso. Así, Alemania Federal se llevó el Trofeo de la Copa Mundial de la FIFA, que sustituía a la anterior estatuilla Jules Rimet.

España, una vez más, volvió a no participar en una edición del Mundial y una de las revelaciones de este torneo fue la selección polaca, que logró acabar en una meritoria tercera posición. Fue el combinado más goleador con 16 tantos y sus jugadores Lato y Szarmach lideraron la tabla de máximos anotadores con siete y seis dianas, respectivamente.
 
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robertomas
view post Posted on 6/4/2010, 10:07





La leyenda perdedora de Holanda

Por J. CARLOS JURADO

El fútbol total de Holanda cautivó a todo el mundo en el Mundial de Alemania 1974 pero, como ya ocurriese con la Hungría de Puskas en Suiza 1954, el fútbol pragmático y contundente de los alemanes acabó haciendo trizas el fútbol maravilla de Holanda, que llevaba desde 1938 sin jugar un Mundial.

El juego que desplegaron los Cruyff, Neeskens, Rep, Rensenbrink...marcó un antes y un después en el fútbol. Atacaban todos, defendían todos, hacerles un gol costaba un mundo. Fue primera de su grupo y en la segunda fase fue un vendaval ante rivales de peso: 4-0 a Argentina, 2-0 a Brasil y 1-0 a la RDA. La ‘Naranja Mecánica’, como se la había bautizado en honor a la película de Stanley Kubrick (estrenada en 1971), se presentó en la final con una tarjeta de 14 goles a favor y uno, el que le hizo Bulgaria, en contra.

“Holanda no tenía un sistema de juego. Tenía varios y los aplicaba según las necesidades del partido. Nos importaba saber cómo juega el adversario, sus puntos fuertes y sus flancos débiles. Pero sobre todo nos interesaba saber que éramos capaces de hacer", así definía Cruyff el espectacular juego de Holanda durante el Mundial.


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Llegó la final y todo se preguntaba si Alemania podría parar a Cruyff. Cuando en el segundo minuto una enorme jugada colectiva terminó con Berti Vogts cometiendo penalti a Cruyff y Johan Neeskens transformándolo en gol. Alemania no había tocado aún el balón y todo hacía indicar que Holanda iba a ganar la final de calle. Sin embargo, los alemanes no se amedrentaron y dieron la vuelta al partido antes del descanso con los goles de Paul Breitner, de penalti, y ‘Torpedo’ Müller en su último partido con la camiseta de Alemania.

La segunda parte fue un quiero pero no puedo de Holanda. La ‘Naranja Mecánica’ atacó con todo pero se estrelló una y otra vez contra el portero alemán Maier hasta que se dio por vencida. “Estar al frente tan rápido nos desequilibró porque no esperábamos superar tan fácil a los dueños de casa. Tuvimos una sensación de vértigo. Alemania estaba casi vencida, pero entonces comenzó nuestra larga cadena de errores, Alemania no ganó el campeonato, nosotros lo perdimos”, reconoció Cruyff tras el partido.

Aquella final acabó de forjar el mito ganador de Alemania e inició la leyenda perdedora de Holanda. Siempre como favorita, casi siempre derrotada al final del torneo. Tras Alemania 1974, Holanda volvió a caer en la final ante la anfitriona en el Mundial de Argentina 1978. A partir de ahí el desastre. Holanda no se clasificó para España 1982 ni para México 1986. Sólo en el Mundial de Francia 1998 logró pasar de cuartos de final.

En la Eurocopa, lo normal es ver como Holanda pierde en semifinales. Hasta cuatro veces se ha quedado a las puertas de la final. Lejos queda ya el último éxito de Holanda en la Eurocopa de 1988, precisamente en Alemania, el país donde Holanda marcó a generaciones con su gran fútbol y creó un modelo a seguir como el de Brasil en 1970.


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Beckenbauer, historia viva del fútbol mundial

En un serial sobre las leyendas del mundo del fútbol no podía faltar Franz Beckenbauer. Genial futbolista, el 'Kaiser' es toda una autoridad en Alemania gracias a su espectacular carrera deportiva. Beckenbauer nació un 11 de septiembre de 1945 en un barrio humilde de Múnich. Hijo del director de una oficina de correos, comenzó en el mundo del fútbol con tan sólo 9 años en las categorías inferiores del SC Múnich.

A pesar de la dura situación que vivió con su familia (su padre no quería que se dedicara al fútbol), Franz comenzó a destacar y con 13 años pasó a las filas de un Bayern de Múnich que por aquellos años jugaba en la segunda división alemana. Un año más tarde el conjunto bávaro logra subir a la recién creada Bundesliga y por consiguiente Beckenbauer debuta ya desde joven en la máxima categoría del fútbol alemán.

Durante su etapa en el Bayern, Franz Beckenbauer ganó tres Bundesligas consecutivas (1971-1972, 1972-1973 y 1973-1974) y también tres Copas de Europa seguidas (1973-1974, 1974-1975 y 1975-1976). Pese a que empezó su carrera como delantero centro, en el conjunto bávaro destacó por jugar en la posición de líbero y fue uno de los mejores jugadores de su época.
Beckenbauer remata un balón con la selección alemana.
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Beckenbauer remata un balón con la selección alemana.

En 1977, con todo ganado en Alemania, el 'Kaiser' decide embarcarse en una aventura que por aquel momento era más que descabellada para muchos futbolistas. Franz Beckenbauer decide fichar por el New York Cosmos para seguir alimentando su leyenda. En Estados Unidos conquistó tres títulos para después regresar a Alemania con el Hamburgo. Su último club antes de colgar las botas en 1983 fue precisamente el club estadounidense.

Pese a su condición de defensa, Franz logró cerrar su carrera deportiva con un promedio goleador de 0.15 dianas por partido. En su palmarés destacan cinco Bundesligas, cuatro Copas de Alemania, tres Copas de Europa, una Recopa de Europa, una Intercontinental, tres Soccer Bowls y dos Copas Transatlánticas.

Un tipo que hizo historia
Con Alemania, Beckenbauer siguió imparable. Es, junto al brasileño Zagallo, el único futbolista que ha sido campeón del mundo como jugador y entrenador. Fue uno de los mejores en el Mundial de México en 1970 y su nombre pasará a la historia por jugar un encuentro ante Italia con la clavícula fracturada. El 'Kaiser' jugó con el brazo en cabestrillo en un partido que muchos aficionados al fútbol todavía recuerdan ya que se llegó a denominar 'El Partido del Siglo'.

Marcharse al New York Cosmos le supuso una gran decepción, ya que la Federación Alemana decició no volver a convocarle para la selección. Aún así, disputó más de 100 partidos con la elástica de Alemania y se convirtió en uno de los mejores de la historia de su país al ganar la Eurocopa de 1972 y el Mundial de 1974. Fue capitán y un jugador respetado dentro del terreno de juego.

Tras su etapa como futbolista, Beckenbauer siguió ligado al mundo del fútbol y llegó a entrenar a equipos como 'su' Bayern de Múnich o la selección alemana. Se convirtió en un auténtico 'récordman' al disputar más de 420 partidos en la Liga alemana, 78 encuentros de Copa de Europa y más de 100 partidos como jugador de la selección alemana. Su palmarés como distinciones a título personal tampoco se queda corta. Fue nombrado Futbolista Aleman del año en 1966, 1968, 1974 y 1976. Le incluyeron en el equipo ideal de los Mundiales de 1966, 1970 y 1974. Fue Balón de Oro en dos ocasiones (1972 y 1976), fue nombrado por la IFFHS 'Genio universal del fútbol mundial' y en 2006 recibió el título de Mejor Futbolista Alemán de la historia.

Actualmente Franz Beckenbauer es presidente del Bayern de Múnich y siempre que puede disfruta de los diferentes eventos culturales que se celebran en su país. La ópera es otra de las aficiones de un alemán que es historia viva del fútbol mundial.


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