INDEPENDIENTE AVELLANEDA, INDEPENDIENTE AVELLANEDA

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robertomas
view post Posted on 2/6/2009, 18:23 by: robertomas




El Saltarín Rojo más goleador
Juan F. Cía · 1 Marzo 2009

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(Arsenio Erico, en el centro de la imagen)

“El gran espectáculo es su juego, sus gambetas maravillosas, sus verdaderos shots de cabeza, su ímpetu para resolver las situaciones difíciles, su sentido del arco y su verdadero olfato del gol”. Carlos de la Púa, poeta y periodista argentino y exponente más relevante del lunfardo, se refirió así a Arsenio Pastor Erico en su artículo ¡Vamos a ver jugar a Erico! en el Diario Crítica en mayo de 1938. Aquella reflexión finalizaba con una afirmación rotunda: “Digamos todos, viva Erico de Independiente y el que no lo quiera decir que reviente”.


Este jugador paraguayo pasó a la historia del fútbol argentino por ser su máximo goleador en la época profesional con 293 tantos, uno más que el mítico Ángel Labruna, del ya que hablamos en DDF. Además de tener el récord de goles en Argentina, la FIFA le considera el mejor jugador de Paraguay de todos los tiempos y el octavo mejor futbolista sudamericano de la historia por detrás de estrellas como Pelé, Diego Armando Maradona, Alfredo Di Stéfano o José Manuel Moreno, miembro de la Máquina junto a Labruna o Adolfo Pedernera.

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Erico comenzaría su carrera futbolística en Paraguay, en las filas del Nacional de Asunción. Tras el estallido de la Guerra del Chaco en 1932, el jugador evitó su ingreso militar por una cuestión de edad y a cambio se enroló en el seno del equipo de fútbol de la Cruz Roja paraguaya. La idea era hacer una gira por Argentina y Uruguay y buscar ayuda económica para las víctimas del conflicto bélico. Su juego impactó a los dirigentes de Independiente de Avellaneda y River Plate. Fueron los primeros quienes consiguieron los permisos necesarios para que Erico se pusiera la elástica del Rojo en 1934 y comenzara su exitosa trayectoria en el fútbol argentino.

Aquel equipo solidario estaba formado por Fortunato Mariotti, Adolfo Velázquez, Casiano López, Quiterio Olmedo, Marcos Gerinaldo Rojas, Lorenzo Romero, Andrés Amaré, Ramón Viccini, Mariano Alvarez, Pichico Salcedo, Andrés Mendoza, Carlos Aguilera Mazó, Eligio Esquivel, José Ibáñez, Martín Flor, Rafael Erico, José Bernié, Timoteo Ramírez, José de la Cruz Franco y Erico. La plantilla estaba dirigida por Domingo Cino. Aquella gira cambiaría su vida para siempre.

Desde 1934 hasta 1946 jugó en las filas de Independiente, con el que fue campeón nacional en 1938 y 1939. Se dice que formó parte de una tripleta de delanteros que hizo historia: Vicente de la Mata, Antonio Sastre y el propio Erico. Entre los tres delanteros hicieron 556 goles para el Rojo. Sólo entre el 38 y el 39 hicieron 218 tantos en 66 partidos, un promedio de 3,3 goles por encuentro. El jugador guaraní se encuentra en el olimpo de ídolos de la afición de Independiente, incluso por encima de Ricardo Enrique Bochini, una verdadera institución en el club de Avellaneda.

Los nombres de De la Mata y Sastre (en la imagen de la izquierda) están escritos también con letras de oro en la historia del Rojo y el fútbol argentino. De la Mata fue autor, según la tradición oral, de un gol asombroso el 12 de octubre de 1939 durante un River-Independiente (resultado final de 2-3). En aquella jugada, De la Mata recibió el balón en su propio campo procedente del guardameta Fernando Bello y sorteó a muchos jugadores hasta quedar en el área en una posición excesivamente escorada. El jugador argentino prefirió chutar a puerta que pasar a Erico, lo que se convirtió en un gol extraordinario. Por su habilidad para deshacerse de los jugadores rivales se le apodó Capote. Sobre Sastre, la AFA lo considera el jugador más completo y uno de los 24 futbolistas del Salón de la Fama del fútbol argentino.

Erico explotó definitivamente tres años después de su llegada a Avellaneda. En 1937, metería 47 goles en 34 partidos. Un año más tarde, registraría la cifra de 43 tantos en 30 encuentros durante su primer campeonato nacional argentino. En 1939, año en el que repetiría torneo, metería 40 goles en 32 partidos. Sus números son el reflejo perfecto de un juego aéreo demoledor, una variedad de remates a puerta espectacular y una habilidad asombrosa. Su salto era enormemente potente, incluso llegaba a superar a los arqueros en su salto con la manos en busca del balón. De ahí que lo apodaran el Saltarín Rojo o el Aviador. Por su capacidad para estirarse y golpear el balón con la plancha de la bota le llamaron también el Hombre de Plástico o el Hombre de Goma.

Aquellos que lo vieron jugar los sitúan dentro de los más grandes, incluso por encima de Di Stefano, Pelé o Maradona. Se dice que miles de aficionados de otros clubes acudían a ver a Erico por su enorme calidad. De hecho, el propio Di Stefano, hincha y posterior futbolista de River, ha reconocido su predilección por el guaraní. Los que le conocieron también destacan su humildad y bondad fuera de los terrenos de juego, lo que completa la imagen de un jugador superlativo.


Su gran trayectoria en Argentina no resquebrajó en ningún momento su sentimiento patriótico por Paraguay. De hecho, antes del Mundial de 1938, los directivos del fútbol argentino intentaron convercer a Erico para que se nacionalizara y formara parte de la plantilla de la albiceleste a cambio de 200.000 pesos de la época (una cantidad descomunal). El jugador guaraní descartó esa posibilidad y argumentó que se sentía paraguayo. Su gesto de fidelidad provocó que los aficionados argentino lo adoraran aún más.

En 1947, Erico abandonaría Independiente y recalaría en Huracán. El futbolista paraguayo se encontraba en un momento en el que las lesiones lo habían castigado en exceso, por lo que sólo pudo jugar siete partidos con El Globo. Su breve etapa en el club de Parque Patricios no engordaría su cuenta goleadora. Tras su retirada, probó como entrenador-jugador en el Nacional en 1949, con el que quedaría subcampeón. El Saltarín Rojo murió en Argentina en julio de 1977.



 
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